A diario tenemos que destinar una parte de nuestra quincena para gastos inevitables como comprar la despensa, la comida del día, pagar los servicios, etc. Por supuesto, también surgen otros gastos que están relacionados con darse un gusto: ir al cine, a un concierto, entre otros. Los primeros son gastos que se realizan para satisfacer las necesidades básicas, mientras que los segundos, son los culpables de que el dinero de la quincena no te alcance. En esta ocasión te queremos hablar sobre los gastos fantasma, aunque parecen inocentes, éstos funcionan de manera similar a los gastos hormiga, esos que haces en pequeñas cantidades, pero que a largo plazo representan un gran desembolso. Los gastos fantasma son aquellas fugas de dinero que casi nadie percibe, por lo que son difíciles de evitar. Un ejemplo de gastos fantasma son las suscripciones que pagas para tener acceso a plataformas de streaming como Netflix, Spotify, etc. Este tipo de servicios te ofrecen un periodo de prueba gratuito, pero una vez que concluye el cobro se hace de manera automática, por lo que no se dan cuenta que la plataforma de streaming consume recursos. Dichas suscripciones se van acumulando y es cuando terminan llevándose una buena parte de la quincena sin que el usuario lo note, ya que realmente no utiliza dicho servicio. Recuerda que si no utilizas alguna plataforma de streaming la canceles, de este modo evitarás hacer un gasto fantasma.