La instalación del nuevo Consejo para la Promoción de Inversiones despertó un álgido debate en círculos empresariales del país. Escuché en las últimas horas a varios empresarios asegurando que esto es una afrenta contra el Consejo Coordinador Empresarial, cuyas riendas próximamente tomará José Medina Mora. Me dijeron que el nuevo Consejo, idea de Carlos Slim, tendería a deslegitimar la interlocución oficial del CCE.

Por el calibre de los integrantes del nuevo Consejo, desde Carlos Hank hasta José Antonio Fernández, esta interpretación parecía sólida.

Pero hay quien no lo ve así. El gobierno quiere plantear que este nuevo Consejo es simplemente uno más de otros tres que ya existen: el Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización, de Altagracia Gómez Sierra; el Consejo Honorario Promotor “Hecho en México”, impulsado por el secretario Marcelo Ebrard; y otro consejo, del que no se ha hablado mucho pero que gravita en el ámbito gubernamental, relativo a los pagos digitales. El nuevo Consejo, de Inversiones, sería el cuarto. Para el gobierno, entonces, esto no es un problema, porque ninguno de estos compite con el CCE ni le robará protagonismo.

Pero el problema es otro, y cada día salta más a la vista: la estructura institucional del gobierno es insuficiente para resolver los grandes retos de falta de inversión y crecimiento. Si fuera suficiente, los consejos serían innecesarios. Pero no es así, porque el aparato de gobierno es deficiente para coordinar la adecuada implantación de las acciones para resolver esos temas. En pocas palabras: la coordinación interna es nula, o casi nula.

Entre más consejos asesores cree, más exhibe el gobierno sus incapacidades y limitaciones. El nuevo Consejo para las inversiones es un parche que intentará resolver lo que de suyo tendría que ocurrir de manera natural, únicamente con las leyes aprobadas y las secretarías federales y locales funcionando en armonía. Pero no es así. Los Consejos se inventan para solventar las severas limitaciones del gobierno en temas críticos.

Esta problemática no era tan notoria en el sexenio anterior porque los grandes proyectos gubernamentales (Tren Maya, Refinería, AIFA), fueron ejecutados con la verticalidad con la que opera el Ejército. A nadie se le ocurrió, por ejemplo, sugerir un Consejo Asesor para la Construcción de Infraestructuras Estratégicas. Era innecesario. Las cosas se ejecutaban porque se ejecutaban.

Pero ahora es diferente, porque relocalizar empresas, atraer inversiones o reorientar líneas de producción para fortalecer lo Hecho en México no es algo que ocurra bajo las órdenes de un general castrense. Ahora se requieren incentivos y certeza para motivar la ejecución. Y como el gobierno no los ha podido garantizar, mejor crea un Consejo más. Son burocracias.

POR: CARLOS MOTA

COLABORADOR

TIKTOK: @SOYCARLOSMOTA