La activista ecologista sueca Greta Thunberg defendió ayer, un día después de ser detenida en un campamento de protesta del oeste de Alemania, que “la protección del clima no es un delito”. Thunberg fue detenida mientras participaba en una protesta contra la demolición del pueblo de Lützerath, al que desde hace varios días han acudido cientos de personas para impedir la ampliación de una mina de carbón a cielo abierto. Alrededor de 70 manifestantes se sentaron al borde de la mina de carbón de Garzweiler, a lo que la policía respondió primero rodeándolos y después reteniéndolos. Entre ellos estaba Thunberg, que se unió a la protestas el sábado. "Ayer formaba parte de un grupo que protestaba pacíficamente contra la expansión de una mina de carbón en Alemania. La policía nos arrojó agua y luego nos detuvo, pero nos dejaron ir más tarde”, explicó en Twitter, en su primera reacción tras el incidente. El pueblo de Lützerath, en el oeste de Alemania y abandonado desde hace tiempo por sus habitantes, seguía ocupado hasta el domingo por la tarde por un reducido número de activistas opuestos a la expansión de la explotación de carbón en la zona por parte de la empresa energética RWE. En un discurso pronunciado ayer en Davos, el exvicepresidente de Estados Unidos y activista medioambiental Al Gore dijo estar “de acuerdo” con la lucha de Thunberg contra la ampliación de la mina de carbón. "Estoy de acuerdo con sus esfuerzos para detener esta mina de carbón”, declaró el Premio Nobel de la Paz en una mesa redonda en la estación de esquí suiza, y dijo que los activistas medioambientales están desesperados ante la falta de ambición de los líderes políticos. "No estamos ganando la batalla climática, y las emisiones siguen aumentando a pesar de todas las promesas hechas en los últimos años para reducirlas”, afirmó. También criticó al Banco Mundial por tener “a un negacionista del clima a la cabeza”. El actual presidente del organismo, David Malpass, fue nombrado por Donald Trump cuando ocupaba la Casa Blanca y ha sido objeto de críticas por la falta de compromiso climático de la institución. También señaló que a los activistas les resulta difícil entender por qué se nombró presidente de la COP 28 al jefe de la petrolera nacional de Emiratos Árabes Unidos. "No se trata de si es un buen tipo o un tipo inteligente, el aparente conflicto de intereses mina la confianza en un momento en que los activistas creen que la gente en el poder no está haciendo su trabajo”, agregó. Con información de Excelsior.