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La red de huachicol fiscal consentida, alimentada y premiada durante el sexenio de AMLO es un golpe en la línea de flotación al gobierno
07:24 jueves 18 septiembre, 2025
ColaboradoresTiene razón el almirante secretario, Raymundo Pedro Morales, cuando dice, como lo hizo ayer en pleno desfile militar, que el escándalo del huachicol en el que estarían involucrados varios marinos, comenzando por los sobrinos del titular de la dependencia en el sexenio pasado, Rafael Ojeda, Manuel y Fernando Farías Laguna, cercanísimos a él, “no define a la Institución más querida por los mexicanos”, pero para ser creíbles sus palabras, deben venir acompañadas de sanciones ejemplares, cero impunidad y justicia tope donde tope. Las palabras ya no alcanzan, se necesitan acciones.
La red de huachicol fiscal consentida, alimentada y premiada durante el sexenio de AMLO es un golpe en la línea de flotación al gobierno que, aseguró el tabasqueño, acabaría con la corrupción. No solo no se terminó con ella: creció como nunca.
Los caminos de los corruptos y sus corruptelas conducen a López Obrador. Sus más cercanos colaboradores van quedando expuestos por hechos irrefutables y complicidades inocultables, perseguidas -eso parece-, por la administración actual que ha encontrado en Omar García Harfuch, la FGR y los actuales titulares de Marina y Defensa, determinación para ir tras quienes se enriquecieron, hicieron negocio y corrompieron desde el poder.
“Cualquier desafío recibe de nosotros todo el peso de nuestra honestidad. Pase lo que pase, duela lo que duela, se trate de quien se trate, porque el amor al pueblo solo puede corresponderse con el mismo sentimiento (…) fue mediante un ejercicio de sabiduría, sensatez, congruencia y humildad que pusimos ante la ley, la conciencia y el escrutinio de los mexicanos actos reprobables que no nos definen como institución (…) fue muy duro aceptarlo pero hubiera sido mucho más y absolutamente imperdonable callarlo (…) fuimos nosotros mismos quienes dimos el golpe de timón, porque la lucha contra la corrupción y la impunidad son parte central de la transformación. Jamás fue para nosotros opción el disimulo, porque el silencio no nos define, la verdad nos fortalece, la justicia nos determina y la adversidad nos sustenta. Hoy la Marina es más fuerte, una Marina en la que la ley es para todos”, dijo ayer el almirante secretario. Ojalá así sea.
Pero ese caso está lejos de ser uno aislado. Para ser creíble el combate, deberán desarticularse redes bien aceitadas desde el poder mismo. Es la Marina, sí, pero también hay otros nombres embarrados en tramas de corrupción y crimen. Lo mismo Adán Augusto López y su amigo Hernán Bermúdez, líder de La Barredora; que Audomaro Martínez Zapata, exjefe de escoltas de AMLO entronado como titular del Centro Nacional de Inteligencia; El Clan, donde hijos del expresidente y sus amigos protagonizan tramas inocultables de negocios turbios que rayan en el crimen organizado; o Alfonso Romo, exjefe de Oficina de López Obrador, y cuya Casa de Bolsa, Vector, ya ha sido sancionada por el departamento del Tesoro de EU por lavar dinero. La lista crece. Una, sería casualidad; dos, coincidencia. Pero son demasiados casos, y más bien parece modus operandi.
Si en efecto se va contra la corrupción y los corruptos, las evidencias están a la vista de todos.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
COLABORADOR
@MLOPEZSANMARTIN