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De hecho, puede considerarse como un reflejo de las divergencias entre gobiernos que se dicen de izquierda o de derecha, consagrados en su mayoría
00:10 lunes 1 diciembre, 2025
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Aunque las amenazas del gobierno peruano respecto a la posibilidad de invadir la embajada de México en Lima resultaron la típica "tempestad en un vaso de agua", el que semejante tontería haya tenido resonancia en un continente donde el asilo político fue considerado sagrado, refleja en alguna medida la descomposición de las relaciones políticas en América Latina. De hecho, puede considerarse como un reflejo de las divergencias entre gobiernos que se dicen de izquierda o de derecha, consagrados en su mayoría por procesos electorales con los que algunos regímenes de ambas vertientes tratan de justificar medidas autoritarias o antidemocráticas. Perú, en cierta forma, es un caso aparte: es el único donde el poder verdadero reside en el Congreso. Ocho mandatarios han ocupado el puesto en los últimos 10 años. La crisis más reciente se dio cuando el nuevo presidente interino del Perú, José Jeri, se declaró en favor de entrar a la embajada mexicana en Lima para detener a la asilada Betssy Chávez, expresidenta del Consejo de Ministros del defenestrado presidente Pedro Castillo y acusada como él de intentar un golpe de Estado. Jeri y su gobierno dieron marcha atrás rápidamente, aunque el primer ministro Ernesto Alvarez, precisó que "el sentimiento del Presidente es compartido en el fondo por todos nosotros, pero lamentablemente hay normas internacionales que nos limitan". A cambio, rehusó otorgar el salvoconducto necesario para que Chávez pueda salir del país. El gobierno mexicano expresó su rechazo y demandó respeto al derecho de asilo. Pero la distensión no esconde las tensiones ideológicas en un continente donde la "marea rosa", que llevó al poder a varios gobiernos de izquierda en los últimos 20 años, parece ceder terreno a regímenes de derecha propiciados por promesas no cumplidas y auspiciados por el ejemplo del gobierno de Donald Trump. El gobierno mexicano chocó y rompió relaciones con Ecuador luego de que en abril de 2024 el entonces nuevo gobierno transitorio de Daniel Noboa ordenara la entrada de efectivos policiales ecuatorianos a la embajada de México para detener al asilado Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa, al que acusa de malversación de fondos. La embajadora Raquel Zerur fue declarada "persona non grata". Previamente, enfrentó en noviembre de 2019 una tensa situación con el gobierno de Bolivia, luego de que el mandatario izquierdista Evo Morales renunciara, bajo presión política y militar, a su intento de ser reelecto por tercera vez consecutiva. El gobierno mexicano le dio asilo y envió un avión para rescatarlo. La embajadora Maria Teresa Mercado fue declarada "persona non grata". Esos son quizá temas que se refieren solo a relaciones bilaterales de México y son solo ejemplos de lo que sucede a niveles más amplios en la región, donde la cancelación de la "Cumbre de las Américas " y el fracaso parcial del encuentro de la Unión Europea con la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC) son testimonio de la división de que las ideologías se imponen al sentido común. POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS COLABORADOR [email protected] @CARRENOJOSE