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Si algo nos enseña la izquierda latinoamericana, desde la cleptocracia militar del castrismo hasta el compañero Evo
00:00 lunes 10 noviembre, 2025
Colaboradores
Uno viaja a Tokio, viaje carísimo, como segundo de a bordo de un movimiento que fundó papá, y que, conforme a su sueldo nominal, no le daría ni para dos días de hotel de lujo. Otro es el de la casa en Houston, rentada, o no rentada pero facilitada de algún modo, no sabemos cuál, por el individuo que hizo negocios con Pemex, empresa del Estado que encabezaba papá, que sí, es el mismo papá que fundó el movimiento. El otro pone a un secretario de Seguridad que encabeza el crimen organizado, tiene contradicciones de lo más locochonas en su declaración patrimonial, y una Notaría que fue parte de una red que se metió hasta el cuello en el huachicol fiscal. Tiene eso, y varios relojes suizos. Están los de la exhibición impúdica, naquérrima, de marcas y viajes. Que son los que sometieron a una ciudadana crítica a una humillación pública, gracias a la intervención del Tribunal que respondía y no sabemos si responde a papá (el del movimiento, sí). Ya saben: las 30 disculpas en X-Twitter y demás.
Está el de los ranchos comprados durante el sexenio del hermano, o sea, papá. Ocho ranchos. Está el del viaje a Portugal, al hotel ese muy chulo. Están los del Villa-Magna en Madrid. Fiestón. Que son los de los helicópteros y los vuelos privados. Está el que se fue a Ibiza y la pasó bomba en el antro de moda. Está el de las vacaciones pagadas en Dubai a mayor gloria de la sufrida Palestina, que es el de la casa de 12 millones, que es el del vuelo privado para llevar la palabra verdadera a los pobres de México, que es el de la camioneta de alta gama, que es el del vuelo en bisnes a Francia, que es el de las salas VIP, que es el otro que sometió a un ciudadano a una humillación pública, usando abogados y espacios pagados por los contribuyentes para otros menesteres. Están los de Capri, con unas botellas de champaña que nos las tiene ni Obama. Es más: que no las tiene ni el de la casa de 12 millones.
Está aquella a la que ¡ups!: se le traspapelaron unos millones que tendrían que destinarse a la ciencia, que es la misma cuya madre y cuyo novio recibieron una lana para sus investigaciones cuando luchaba contra la ciencia neoliberal, que es la misma que recibió una lana de la institución que presidía, con el mismo fin. Esto, por supuesto, podría leerse como una razón horrible, pero válida a pesar de todo, para el optimismo. Podríamos decir: mejor tratar con glotones que con fanáticos. Pero sería una lectura errada. Si algo nos enseña la izquierda latinoamericana, desde la cleptocracia militar del castrismo hasta los mafiosos venezolanos y el compañero Evo, es que el radicalismo no anula la ambición vulgar e individualista. Al contrario: salvar al mundo te da un cheque en blanco para el abuso. No hay nada que no merezca un iluminado. En fin, que lo talibán no quita lo atascado. POR JULIO PATÁN Únete a nuestro canal de WhatsApp para no perderte la información más importante 👉🏽 https://gmnet.vip/7Be3H