Pese a que durante la última década México ha despuntado en términos del crecimiento de la accesibilidad a la banda ancha móvil (BAM), al pasar de 12.5 a 85.0 suscripciones por cada 100 habitantes, equivalente a un crecimiento de 581.7% durante este periodo, el país se ubica entre los últimos lugares por el número de suscriptores, según la OCDE.  Respecto del uso de la conectividad móvil, medido por su consumo promedio mensual de datos móviles o gigabytes, la métrica de la OCDE coloca a la cabeza a Finlandia, con 36.7; Letonia, con 29.7; Austria, con 26.4; Lituania, con 24.4 e Islandia, con 20.3 gigabytes. Esos niveles superan ampliamente la media del conjunto de países que asciende a 8.4 gigabites móviles por usuario al mes. En tal métrica, México se encuentra en el penúltimo lugar de la organización al contabilizar escasamente 3.8 gigabytes de datos móviles por usuario al mes. De acuerdo con Ernesto Piedras, director de The Competitive Intelligence Unit, “esto es consecuencia de la aún limitada oferta de servicios móviles en su comparativo con otros mercados”. Destacó que, con base en los datos de la OCDE, en cambio, para países desarrollados como Japón se reporta 190.5, Estonia 179.9, Estados Unidos 169.0, Finlandia 157.0 y Dinamarca 141.7, por lo que superan ampliamente el promedio de suscripciones a BAM por cada 100 habitantes en los países de la OCDE que es de 124.5 suscriptores, ubicándose como los países con mayores niveles de acceso a la conectividad móvil del mundo. Piedras observó que, si bien México registra avances significativos en la conectividad móvil frente al comparativo de países de la OCDE, aún tiene camino que recorrer en torno a la disponibilidad y utilización del servicio. En particular, es asignatura pendiente el cierre de la brecha de accesibilidad y el enriquecimiento de la oferta de capacidades de descarga en el mercado móvil. Ernesto Piedras agregó que los catalizadores para detonar la adopción y uso de los datos móviles serán la generación de competencia efectiva en el mercado y el despliegue de redes de última generación que tienen el potencial de mejorar el alcance y la calidad de la conectividad en todo el país. Freno por el confinamiento 

Durante las restricciones de movilidad y el confinamiento por la pandemia, se catapultó la relevancia de las redes fijas al cubrir las demandas de capacidad y velocidad de la conectividad dentro de los hogares. No obstante, con la paulatina evolución a la “nueva anormalidad”, la creciente movilidad y el despliegue de redes de última generación, la BAM ha vuelto a retomar su senda de crecimiento y relevancia en el mundo.   --

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