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Las siempre complicadas relaciones entre Estados Unidos y México serán probablemente más enrevesadas en los próximos años
00:03 viernes 13 diciembre, 2024
Colaboradores
Las siempre complicadas relaciones entre Estados Unidos y México serán probablemente más enrevesadas en los próximos años, entre un gobierno estadounidense que parece encontrar en el exterior la raíz de los problemas de su país y un régimen mexicano que trata de navegar una plétora de desafíos internos con impacto en su vecino.
El virtual presidente electo Donald Trump basó buena parte de su campaña electoral en los problemas significados por la migración, una frontera insegura, tráfico de drogas –en especial fentanilo–, los déficits comerciales estadounidenses y la competencia de productos chinos.
Y si a eso se añaden preocupaciones institucionales e ideológicas sobre la penetración comercial de la República Popular China y las actividades políticas de la Federación Rusa en la región, se tienen los componentes para complicaciones entre dos vecinos que, sin embargo, se necesitan.
La señal más reciente bien puede ser el anunciado nombramiento de Ron Johnson como próximo embajador de Estados Unidos en México, que provocó lo mismo suspiros de alivio que expresiones de preocupación.
El suspiro de alivio ocurrió después de las expresiones de alarma creadas por versiones de que el cargo sería ocupado por Kari Lake, la derrotada aspirante republicana a senador por Arizona y conocida como una activista de derecha y del nacionalismo extremo de Trump.
La preocupación emana del historial de Johnson, un militar retirado que trabajó para la Agencia Central de Inteligencia (CIA), donde fue asesor del Comando de Operaciones Especiales y tiene un grado de Maestría en Inteligencia Estratégica. Se le considera como conocedor de América Latina y fue el embajador del primer gobierno Trump (2016-2020) en El Salvador.
Johnson complementa un equipo que según algunos dará más atención que nunca a Latinoamérica en general y México en particular: el Secretario de Estado designado, Marco Rubio, es un cubano-estadounidense aún senador por Florida y ferviente enemigo de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, con los que México tiene buenas relaciones.
El subsecretario de Estado designado para la región, Chris Landau, fue embajador en México durante el gobierno Trump y viajó extensamente por el país.
Sería viable, pues, esperar a que la relación bilateral se convierta en un constante forcejeo político donde el gobierno Trump buscará presionar al régimen de Claudia Sheinbaum con la "espada de Damocles" de demandas comerciales o cuestiones de seguridad y narcotráfico.
Hay un ángulo positivo en la designación: no hay lugar para engaños o ilusiones; así como el historial del aún embajador Ken Salazar, es el de un político, el de Johnson es de un militar y un agente de inteligencia; así como Salazar mantuvo acallados sus desacuerdos, pero al final no vaciló en chocar con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, Johnson llegará probablemente preparado para el choque público.
Lo esencial, sin embargo, es que se mantengan el diálogo y la cooperación.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE