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El nacimiento de Jesús nos invita a hacer memoria del amor que nos ha creado y redimido para llegar a ser hermanos
02:02 domingo 25 diciembre, 2022
Zacatecas"El nacimiento de Jesús nos invita a hacer memoria del amor que nos ha creado y redimido para llegar a ser hermanos que irradien amor y contribuyan, día a día a la cultura del amor como condición para una paz verdadera y permanente", indicó el obispo de la Diócesis de Zacatecas Sigifredo Noriega Barceló.
En su mensaje con motivo de la Navidad, el líder católico en la entidad expresó que, el día que Jesús nació, una multitud de ángeles alababa a Dios diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”.
“Este cántico, presenciado por unos cuantos pobres pastores, ahora es proclamado por nosotros en esta hora del mundo. La paz viene del cielo, pero también es tarea de quienes la han recibido; es un don de Dios y, a la vez, una obra de los hombres”.
En el contexto de violencia que vive la entidad, el Obispo invitó a la población para que en estas fechas "seamos nosotros, quienes giremos y construyamos la paz sin distinción de género, edad y raza".
“El recién nacido ha venido para ser nuestra paz y, así, darnos la paz todos los días del año y de la vida. Se trata de la paz que se construye y forja con base en la libertad, la justicia y la dignidad, la verdad y el amor” expresó.
Agregó que, la Navidad es una buena noticia porque toca esas fibras, las más hondas del ser humano. Despierta en él los sentimientos que acercan a los seres humanos y los invita a volver a soñar en un mundo reconciliado, solidario y fraterno.
“Vivimos esta Navidad en medio de momentos con grandes retos, dificultades y posibilidades. Las secuelas de la pandemia se dejan sentir en dolorosas ausencias de familiares y amigos y en todos los ámbitos de la vida social. Además la violencia fratricida, la pobreza creciente y una polarización que confronta y divide a familias y pueblos, siguen amenazando con destruir la paz social construida con tantos esfuerzos por nuestros antepasados”.
Ante dicho contexto señaló que, si la paz es un signo del Reino de Dios en el mundo, la iglesia debe contribuir y colaborar desde su ámbito para que sea una realidad.
“Contemplar al Niño Jesús, recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, es un llamado urgente a involucrarnos en la búsqueda de caminos comunes que nos conduzcan a vivir y a convivir en paz”.