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Ahora sabemos la verdad: que los combustibles ilegales circulaban briosamente por las venas de la Cuarta Transformación
00:10 sábado 13 septiembre, 2025
ColaboradoresLa trama rocambolesca del huachicol fiscal, o sea, el contrabando de combustible, pone en muy mal lugar el sexenio de López Obrador, que, dicho sea de paso, tampoco parece limpio de chapopote cuando se habla del otro huachicol, el normalito, de tuberías picadas y bidones de gasolina a precio amigo. ¿Se acuerdan? El sexenio glorioso del tlatoani poco menos que empezó con una crisis de gasolina en la Ciudad de México que, con caradura, el oficialismo intentó convertir en una guerra a muerte contra el robo y/o contrabando de gasolina, y que, según el propio presidente, fue una guerra exitosa.
Ahora sabemos la verdad: que los combustibles ilegales circulaban briosamente por las venas de la Cuarta Transformación, como nos recuerdan los sobrinos del secretario de Marina metidos en el negocio y perseguidos por ello, sí, pero también historias como la del secretario de Seguridad de Adán Augusto en Tabasco, palomeado o al menos consecuentado desde Palacio Nacional, y metido hasta el cuello en el negocio gasolinero. Sin mencionar el escándalo diario en Tamaulipas, gobernada por otro protegido del Supremo.
En realidad, el modo bastante excedido con que el oficialismo defiende al ex secretario de la Marina es más bien un esfuerzo por defender la imagen del residente de La Chingada, que presumiblemente va a acabar seriamente golpeada por esta trama como de novela policiaca muy negra, y no solo por eso. El huachicolazo es el más grande de los escándalos de corrupción de un sexenio corruptísimo, incluso por encima de Segalmex.
Pero ¿qué tal Sinaloa, cuya capital acaba de cumplir un año de estado de sitio bajo el gobierno de otro amlista de cepa? ¿Se acuerdan de quién piropeó sin pudores al Cuau, y de cómo éste dejó Morelos? ¿Recuerdan en qué sexenio y bajo el gobierno de qué partido se desató la violencia en Chiapas? Vámonos a Guerrero, con los asesinatos de choferes y las balaceras en pleno Acapulco: ¿qué le pasó a Irma Eréndira cuando su hermano trató de descabalgar al favorito de, otra vez, el licenciado?
De hecho, ni es solo el huachicol, ni son solo la inseguridad y la corrupción. ¿Con quién empezó el desabasto de medicamentos, que esta administración batalla sin tregua y sin éxito definitivo, ni mucho menos, por resolver? En la educación, ¿quién le devolvió la vida a la CNTE, para que luego se dedicara a dejar sin clases a los escuincles, destrozar los espacios de todos y arruinarle la vida a la ciudadanía chilanga, a mayor gloria de la extorsión magisterial?
“Pero disminuyó la pobreza…” Sin duda. Nada más que no es solo que ciertas voces críticas intenten demeritar ese logro. Es que la herencia misma del expresidente amenaza con hacer de él un asunto menor, en medio del desastre en todos los otros ámbitos. La realidad tiene la molesta costumbre de imponerse.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09