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Ya que estamos, tampoco vendría mal cobrar un sueldito en la Suprema aunque tengas no una, sino dos no tesis
00:06 lunes 24 abril, 2023
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Ah, qué bueno sería vivir bajo los principios de la austeridad republicana. Vivir con viajecitos que en avión militar, que en hoteles de alta gama, que con un pelotón de soldados para no tener que molestarme en nada y disfrutar de las vacaciones. Por ejemplo. Vaya: con viajecitos de dos millones y medio de pesos. O con casita en Houston, pagada por la señora o por quien sea. Bueno, o con veinti no sé cuántas casas, como mi licenciado Bartlett, aunque las casas sean de la esposa. Perdón: de la no esposa. No me vendría mal tampoco venderle unos ventiladores al gobierno federal, con esos precios tan carnositos, ya que estamos con esa familia de patriotas. O carbón. O de perdida acumular casas como mi Irma y mi Doc Doc, que no alcanzan el récord del licenciado, perdón: de su esposa, perdón: de su no esposa, pero que seguro les harán más llevadero el destierro moral a que los tiene sometidos el señor Presidente. Digo: vivir fuera de la nómina, o sea en el error, es más aguantable es una alberquita fálica, en Tépoz. Tampoco está mal meterte una lanota por hacer programas de televisión, aunque el precio sea decirle a Delfina que te conmueven sus lágrimas, o decir que lo de los niños sin oncológicos es una telenovela muy bien montada, o que el Presidente es un científico. Claro, más chido todavía sería cobrarle diezmo a los trabajadores sin consecuencias, más bien con una carrera ascendente en el progresismo patrio, o estar a la cabeza de una institución que perdió 15 mil millones e irte a otra chamba porque, según nos explicó el propio Presidente, la culpa es de los priistas malos que te tomaron el pelo. Sin mencionar la posibilidad de pepenarte un fideicomiso supuestamente destinado a los damnificados del sismo porque, qué chingaos, es por la causa. Ya que estamos, tampoco vendría mal cobrar un sueldito en la Suprema aunque tengas no una, sino dos no tesis. O cobrar de tres medios generosamente monetizados con recursos públicos para hacer caricaturas de Felipe Calderón y Loret, y que ni siquiera tengan que incluir lo que solía entenderse como una característica del cartonismo, que es el sentido del humor. Por supuesto, lo más apetecible sería vivir en un caserón en el Zócalo, chambear tres horas, de lunes a viernes, e irte al beis en horario de oficina, a veces con el sueño cumplido de jugar con peloteros profesionales, todos los días, salvo contractura, COVID, inauguración con banda militar o viajecito. Vaya, lo más apetecible sería redefinir lo de “soy totalmente palacio”, si me permiten la referencia a los clásicos. Uf: sin duda, quiero una vida 4T, es decir, una vida de austeridad en una revolución de las conciencias y sin INAI. Pero no. Como a la mayoría, me tocó pertenecer a lo que en las mañaneras y las redes llaman “una casta de privilegiados”. POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09