El embajador Ken Salazar es el personaje clave en las relaciones entre EU y México. Más allá de que sea el embajador de Estados Unidos en nuestro país, porque el personaje que detenta el puesto se ha convertido en un conducto invaluable, confiable, para transmitir los mensajes de Palacio Nacional al oído del ocupante de la Casa Blanca. Y Salazar tiene el oído de Biden. Es cierto que en buena medida ese ha sido un papel tradicional de los embajadores de los dos países. Pero raras veces la labor del de Estados Unidos había sido tan crítico para matizar y suavizar una relación dominada por declaraciones altisonantes procedentes a veces del Zócalo mexicano o del Capitolio estadounidense. O al menos eso se dice en Washington, donde sotto voce se citan ejemplos de la influencia del embajador. De entrada, se recuerda la llegada de Salazar al Senado estadounidense en 2005 y su acercamiento al entonces influyente senador y ahora presidente Joe Biden; paralelamente, su acercamiento con otro senador bisoño: Barack Obama. Cuando Obama ganó la Presidencia en 2008, llegó a la Casa Blanca acompañado por Biden como vicepresidente y con Salazar como secretario del Interior. El trabajo acentuó la cercanía de Salazar y Biden, y cuando este ganó la Presidencia designó a Salazar como embajador en México, gracias en parte a un activo cabildeo del ahora representante diplomático. Salazar fue designado en agosto de 2021 y, desde ese momento, no sólo ha sido políticamente muy activo sino muy visible en los medios mexicanos y en lo que podría considerarse como una campaña para relacionarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Parte de eso ha sido el transmitir mensajes y, de acuerdo con varias fuentes, influir en decisiones del gobierno de EU, a costa incluso de su propia imagen en Washington, donde algunos lo consideran como "el embajador de México desde México". Según una versión, por ejemplo, cuando Biden visitó México en enero de 2023, el avión Air Force One aterrizó en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles por la intervención de Salazar, que hizo saber al mandatario estadounidense del gran interés personal de AMLO en promover esa terminal aérea. Siempre, según esa versión, el argumento político usado por Salazar convenció a Biden, que impuso su voluntad a las objeciones de la Fuerza Aérea y el Servicio Secreto para el uso de un aeropuerto sin calificación de las autoridades aeronáuticas estadounidenses. Se le atribuye haber convencido a Biden para aceptar decisiones que benefician puntos de vista de AMLO, sobre todo, por la necesidad del apoyo mexicano para el control de flujos migratorios. Esa consideración habría influido en el consejo de Salazar para omitir críticas al gobierno mexicano como la reforma energética, ataques a las autoridades electorales o la publicación del teléfono de una periodista de The New York Times, que normalmente habrían sido criticados. POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS 

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