El aumento reciente de casos de sarampión en México mantiene en alerta a las autoridades sanitarias, pese a que la tendencia nacional muestra un ligero descenso. De acuerdo con el doctor Andreu Comas García, catedrático e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), este comportamiento responde principalmente al control del brote en Chihuahua, estado que concentra alrededor de 4,400 de los 5,020 casos registrados en el país.

Sin embargo, otros estados empiezan a mostrar un repunte. Jalisco, Michoacán, Guerrero y Sonora incrementan su actividad epidemiológica, lo que podría agravarse con el movimiento de visitantes durante las vacaciones de invierno, especialmente en las zonas con alta afluencia turística. El investigador advierte que este desplazamiento podría detonar un aumento de contagios al regreso a clases, sobre todo en regiones donde circula mayor población flotante.

Los grupos más afectados por el virus son los niños menores de cinco años. El doctor Comas recordó que el esquema actual marca una dosis a los 12 meses, una segunda a los 18 meses y un refuerzo a los seis años. Otro rango de riesgo comprende adolescentes y adultos jóvenes entre los 15 y 39 años, a quienes se recomienda una dosis de refuerzo, principalmente si trabajan en salud, turismo o educación.

El regreso del sarampión no es sorpresivo para los especialistas. América del Norte perdió su estatus de región libre de la enfermedad, situación que involucra a México, Estados Unidos y Canadá. En estos dos últimos países el repunte está asociado al movimiento antivacunas; mientras que en México la causa principal ha sido una caída sostenida en la cobertura de vacunación desde 2016 y 2017.

El investigador explicó que este descenso se agudizó por varios factores: desabasto de cartillas y de vacunas como las de tuberculosis y hepatitis B; eliminación del refuerzo contra sarampión y rubéola para adolescentes de 12 años durante el sexenio de Enrique Peña Nieto; fallas del mecanismo de compras consolidadas; y finalmente, la pandemia, que complicó el acceso a las campañas de vacunación. “Antes la vacuna iba al niño; ahora el niño tiene que ir a la vacuna”, señaló.

Aunque la estrategia comienza a corregirse con brigadas que regresan a las escuelas, Comas enfatiza que para recuperar el estatus de país libre de sarampión se necesita una cobertura superior al 95 por ciento. Durante el brote actual se han aplicado poco más de seis millones de dosis, pero el reto sigue siendo enorme.

El especialista también llamó la atención sobre otras enfermedades que se ven afectadas por los retrocesos en vacunación. Una de ellas es la tosferina, que este año alcanzó cifras récord. La protección del recién nacido depende tanto de la vacunación durante el embarazo como de la lactancia materna. Las embarazadas deben recibir la vacuna entre las semanas 27 y 35 de gestación para asegurar anticuerpos que protejan al bebé en los primeros meses, cuando aún no ha completado su esquema.

Andreu Comas insistió en que la disminución en la vacunación durante el embarazo contribuye al aumento de casos. Recordó que un niño puede estar al corriente con sus vacunas para la edad y aun así contraer tosferina antes del sexto mes de vida, cuando recibe su tercera dosis.

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  Subrayó que revertir estas tendencias requiere acceso real, campañas continuas y sistemas de vacunación que vuelvan a acercarse a la población. Solo así, dijo, será posible contener el avance del sarampión y otras enfermedades prevenibles.