Además de un servidor, desde la semana y sobre estos últimos días he conocido más de 20 casos de amigos, familiares, estudiantes y colegas del trabajo que han dado positivo a pruebas COVID o claramente tienen síntomas de la variante Ómicron. El escenario, aunque complicado por el rápido avance de los contagios es menor en términos de hospitalización y fallecimientos gracias a las vacunas y refuerzos que ya están llegando a todo el país. Lamentablemente, las próximas semanas veremos que la incertidumbre se agravará por falta de trabajadores en centros de trabajo, escuelas, universidades, centros comerciales, tiendas de autoservicio, oficinas de gobierno, empresas de transporte terrestre y aéreo, entre otros. Muchos empleados no podrán presentarse a trabajar algunos días por presentar síntomas creíbles de contagio por COVID. Asimismo, veremos un aumento de las hospitalizaciones no graves que de nuevo saturarán al sistema de salud y pondrán en el centro de la batalla a personal médico y de enfermería. Otros países están experimentando también trastornos por culpa de esta nueva variante del COVID. Por ejemplo, en Estados Unidos hay una crisis en los mercados de suministro de bienes finales a los consumidores. Hay una falta importante de trabajadores de almacenes y choferes de transporte de bienes terrestres. A esto hay que sumarle el miedo que más ciudades en China entren en confinamiento y que insumos necesarios para las industrias estadounidense lleguen con retrasos para la manufactura de bienes finales, por ejemplo, chips y otros insumos de las cadenas productivas del sector tecnológico y automotriz.

Estas son algunas razones que explican que Estados Unidos y México estén observando niveles de inflación no vistos desde la década de los noventa mayores al 7%. Muchos jóvenes no recuerdan las épocas hiperinflacionarias que tenían un impacto directo en el bienestar de las familias. El sueldo de muchos hogares tendrá un impacto negativo, la clase media mexicana disminuirá el consumo de servicios y bienes que satisfacen otras necesidades humanas como actividades recreativas y turismo, consumo en restaurantes, bienes electrónicos, educación y servicios de profesionalización, entre muchos otros. Para controlar la inflación se debe esperar un aumento de las tasas de interés que tendrán un impacto directo en los créditos al consumo e hipotecario. El sector de la construcción ya está sufriendo el aumento en el costo de sus materiales. El reporte de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial 2022 señala con claridad tres “cicatrices sociales” del COVID-19. El primero es el problema de la erosión cohesión social (aumento de la desigualdad que generará tensiones sociales), seguido de la crisis de subsistencia (ya hay más de 51 millones de pobres en el mundo, así como 4 en México) y termina con el deterioro de la salud mental de millones de personas. Todos tenemos que entender que el mundo ya cambió. Será muy difícil regresar a la normalidad que vivimos antes del año 2020. Esto traerá riesgos políticos y de seguridad que revisaremos en las siguientes columnas. Agenda estratégica: El reporte ya se puede descargar en: https://bit.ly/3rnrrGO

POR GERARDO RODRÍGUEZ

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