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Se trata de los genomas de especies como el agave tequilana, la papaya, la vainilla, la zarzamora y el limón mexicano
02:02 miércoles 24 agosto, 2022
LeónTras el desarrollo del mapa del genoma de cultivos estratégicos como limón, agave tequilana y papaya se comenzaría con la investigación para hacerlos más resistentes a condiciones adversas como la falta de agua e incluso a algunas enfermedades, explicó el científico, Alfredo Herrera Estrella, director de la Unidad de Genómica Avanzada del Cinvestav Langebio El Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestav) ubicado en Irapuato, localizó los genomas de cultivos estratégicos para México como lo son el agave tequilana, papaya, vainilla, zarzamora y limón. El avance científico permitirá una mejora para que durante su producción sean más resistentes a cualquier fenómeno al que se enfrenten y se logré el consumo humano. En esto momento trabajan compartió el científico, directamente con una empresa para mejorar la producción de papaya en torno a la talla de los árboles y resistencia a enfermedades, por supuesto en la calidad del producto. “Esto de gran relevancia porque sienta las bases para el desarrollo futuro de esos cultivos, es decir, esto nos permitirá hacer un mejoramiento dirigido de los cultivos, utilizando tecnologías tradicionales de mejoramiento”. Aunado a que también se abre la posibilidad de hacerlo con técnicas modernas como la edición genómica. En virtud de que estos cultivos son considerados estratégicos para México se decidió trabajar con ellos, lo que permitirá en el mediano plazo potenciar investigaciones que permitan hacerles más resistentes a situaciones adversas como falta de agua, exceso de calor, incluso algunas enfermedades. Se genotipificaron estos cultivos con lo se “saco una fotografía con la huella genética” de muchos individuos de cada una de estas especias Incluso, la tecnología aplicada para el desarrollo de los genómas permitirá establecerse para La investigación llevó alrededor de 3 años, pese a la pandemia; lo que implicó una inversión de alrededor de 20 millones de pesos, que incluyo un equipo especial para la secuenciación del genoma.