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El viernes cinco de septiembre, el presidente Donald Trump firmó un decreto para cambiarlo de nombre
00:10 martes 9 septiembre, 2025
ColaboradoresDurante décadas el Departamento de Defensa estadounidense, el Pentágono, fue un símbolo del poder militar de Estados Unidos y, al menos en sus propios ojos, también un símbolo de prudencia en el uso del poder militar.
El viernes cinco de septiembre, el presidente Donald Trump firmó un decreto para cambiarlo de nombre y retornar al de Departamento de Guerra que tuvo hasta 1947.
Después de todo, el Departamento de Defensa suena demasiado defensivo, en opinión de Trump.
"El nombre 'Departamento de Guerra' transmite un mensaje más fuerte de preparación y determinación en comparación con 'Departamento de Defensa', que enfatiza únicamente las capacidades defensivas", dijo el mandatario estadounidense.
Muchos en el mundo cuestionarían esa opinión, pero dentro de los Estados Unidos el Pentágono -nombrado así por la forma del edificio donde está su centro- es tanto un símbolo de su poder como del control civil de las fuerzas armadas.
Pero los cambios en el Pentágono tienen una enorme resonancia social: fueron las fuerzas armadas las que encabezaron los esfuerzos de integración racial y pusieron fin a la "cacería de brujas" del macartismo en los 50, y las que contribuyeron a la capilaridad socio-económica y el camino de ascenso para muchos jóvenes pobres o de minorías.
El ahora Departamento de Guerra es también el eje de las capacidades de inteligencia estadounidenses y de una gran parte de los programas de investigación y desarrollo del país. Tiene un presupuesto de casi un millón de millones de dólares, superior al Producto Nacional Bruto de 174 de los 194 países del mundo.
Curiosamente, por todo su énfasis en lo militar, Trump evadió en su juventud el servicio militar obligatorio.
En todo caso, el cambio de nombre es significativo. Puede marcar una nueva etapa en la visión estadounidense del mundo, o según algunos, un regreso a la visión que precedió la Segunda Guerra Mundial.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, impulsa el cambio porque lo considera parte de su determinación por difundir una ética guerrera en el Pentágono. En un discurso el sábado, dijo que el nuevo/viejo nombre ayudaría a restaurar la intencionalidad en el uso de la fuerza. La idea es atacar, no solo defender, usar la "máxima letalidad" en vez de una legalidad "tibia", con efectos violentos, no políticamente correctos.
"Vamos a formar guerreros, no solo defensores... Nos aseguraremos de que no tengan las manos atadas a la espalda mientras ejercen la violencia contra el enemigo", dijo.
Pero junto con la restauración de nombres de militares secesionistas de la Guerra Civil (1861-65) en bases militares, el cambio ideológico parece mayor.
Lo cierto es que el papel de los militares está en medio de un creciente debate político, ante la decisión de usar a la Guardia Nacional en el control de protestas domésticas, así como un más activo papel en metas políticas en lo internacional, pero un aparente menor compromiso con sus alianzas.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE