Vínculo copiado
Arely Torres
11:44 jueves 26 octubre, 2017
VIRALESEn México, entre 2014 y 2015 ocurrieron 11 mil 219 nacimientos en niñas y adolescentes entre los 9 y los 14 años de edad. Según datos de la investigación “Lo público es nuestro: Juventudes evalúan políticas de prevención de embarazo en adolescentes” realizado por el Instituto SImone de Beauvoir, cuatros de estos casos fueron en niñas de 9 años, 25 casos de niñas de 10, y 55 casos en niñas de 11, si estas cifras no nos están hablando de violencia sexual infantil, es porque las instituciones no han querido visibilizar una problemática grave en nuestro país.
México es un país donde los pederastas gozan de la impunidad. No podemos, ni debemos ocultar más el hecho. El hacerlo nos ha llevado a ser cómplices de uno de los grandes horrores que suceden en el país. El año pasado, como parte de las acciones de la Movilización Nacional contra las Violencias Machistas #24A , se convocó a que las mujeres contáramos en redes sociales nuestro primer episodio de acoso o violencia sexual, dando como resultado, en un primer y escalofriante acercamiento, que el acoso sexual comienza desde la infancia, en todos los espacios y que, es una práctica tan común que se ha normalizado. Casi la mitad de las agresiones podrían tipificarse como abuso sexual, de acuerdo con la definición establecida en el Código Penal Federal. Entre los relatos publicados también circularon conductas de mayor gravedad como pederastia, violación o corrupción de menores. De acuerdo a la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, de las mujeres de 15 años y más que vivimos en México, el 66.1% hemos enfrentado al menos un incidente de violencia por parte de cualquier agresor, alguna vez en la vida. 4.4 millones de mujeres en México, de 15 años o más, respondieron haber vivido abuso sexual durante la infancia. ¡¡ CUATRO PUNTO CUATRO MILLONES DE MUJERES!! Discúlpenme las mayúsculas, pero esta cifra no es cosa menor. El 6.4% de estas mujeres, hicieron referencia que fueron tocadas en sus partes íntimas o fueron obligadas a tocar las partes íntimas de su agresor (o agresora), el 3.9% vivieron algún intento de forzarla a tener relaciones sexuales, el 3% fue obligada a mostrar sus partes íntimas y/o a mirar las partes íntimas de alguna persona. El 2.5% Fueron obligadas a tener relaciones sexuales bajo amenazas o usando la fuerza, el 0.8% fue obligada a realizar actos sexuales a cambio de dinero o regalos y otro 0.8% fue obligada a mirar escenas o actos sexuales o pornografía (fotos, revistas, videos, películas etc) todo esto, sucedió mientras eran niñas, siendo la edad promedio, 8 años aunque hay datos que refieren edades aún más tempranas. Los principales agresores de niñas son tíos(as) con un 20.1%, un no familiar (vecino o conocido) con un 16%, algún primo(a) con un 15.7%, algún desconocido con un 11.5%, hermano(a) en un 8.5%, otro familiar un 6.4% , padrastro/madrastra en un 6.3% , papá en un 5.8%, abuelo(a) un 3.7% y madre en un 0.5%. Esa es la radiografía de un país que sigue sin proporcionar a las niñas mecanismos de protección y de acceso a justicia y que pareciera justificar con “bromas” como “legalicen a las 16” o concursos de “belleza infantil” la gravedad de una problemática tan compleja. Desafortunadamente, parece ser que a pesar de que se ha institucionalizado el 12 de Octubre como el día Internacional de las Niñas, como una urgente necesidad de visibilizar esta y otras problemáticas, aún no hemos logrado la creación e implementación de políticas públicas eficientes para proteger a las niñas de la violencia cotidiana a la que se enfrentan.