Vínculo copiado
Claudio García
11:26 domingo 12 noviembre, 2017
ColaboradoresFiscalía así o de fondo, solo de esta manera un cambio hacia una nueva y verdadera justicia con un índice mínimo de eso que nos ha dañado tanto: corrupción caminar a su erradicación. La actual Procuraduría estatal, como casi todas o todas las del país, requiere un cambio profundo que no queda tan solo en el nombre, Fiscalía y del Fiscal y que éste sea independiente, autónomo. No, el cambio refiere a una profunda transformación, desde la raíz, vamos desde el portero hasta el que dirige, pasaría por secretarios, secretarias, los llamados agentes investigadores, los ministerios púbicos etcétera, todos y todas. Pero sobretodo una nueva forma de pensar la justicia, una que sea expedita que no se base en el ejercicio de la violencia y manipulación de hechos, donde la evidencia no sea la intuición solamente o sino que se base en elementos científicos, en herramientas que muestren y demuestren los cómo se dieron los acontecimientos. Para el cambio se requieren elementos humanos profesionales en el área a la que están asignados, cuyo capital moral, humano este a toda prueba que cuenten con la seguridad social, con la remuneración justa que les permita cumplir con su trabajo con un nivel de ética a toda prueba. No es solo un nombramiento, quién ha sido designado, Federico Garza no bastará para el cambio requerido para cumplir con los fines de “salvaguardar la integridad y derechos de las personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz públicos…etc.,”. Urgen políticas públicas que emerjan, primero de un reconocimiento real del problema, interno de lo que fue la procuraduría y lo que será la fiscalía, y que el Estado acepte en todos sus niveles que existe la inseguridad y después de un diagnóstico y análisis de estrategias de prevención exitosas de las reacciones frente al delito, pero sobretodo del compromiso de quienes conformen la nueva institución. De abogadas, abogados, penalistas, investigadores, secretarios y secretarias preparadas personas que tengan y mantengan probidad en sus actos, que los hay, pero se necesita una limpieza desde abajo, desde la raíz, desde el conserje diría. Entonces el cambio va y va bien, pero si tan solo es un nombre entonces el cambio vale para seguir igual. Falta el ingrediente principal, el reclamante, el involucrado principal: el ciudadano, es éste el verdadero fondo a cambiar, una verdadera cultura anticorrupción debe de iniciar y perseguirse de abajo hacia arriba, el compromiso es ciudadano. Prevenir, sancionar, detectar los problemas de corrupción en nuestro país, en el estado, de eso se trata no solo de poner nombres y más nombres como viene sucediendo desde la famosa Renovación Moral de Miguel de la Madrid. Pero ahora sí, sin ciudadanía no habrá cambio, por eso desde el conserje hasta el titular, todos empujados, acompañados, vigilados y principalmente corresponsables, los ciudadanos, todos: de manera individual, integrados en asociaciones civiles, en organismos empresariales, en iglesias, colegios de profesionistas y autoridades, sobretodo autoridades se debe construir esta nueva cultura anticorrupción. ¿Podremos?