En días recientes, el Doctor Patán, tan cercano su corazón al hermano pueblo de Colombia, sintió hervir su sangre, indignado por la última campaña contra el compañero Gustavo Petro. No sé si tuvieron oportunidad de leer lo que dijo Álvaro Leyva, su excanciller. Terrible.

Lo acusó, en una carta pública, de meterle a la droga con furor, al punto, asegura, de que durante un viaje tuvo que irlo a buscar la inteligencia francesa porque llevaba dos días perdido en París. Para colmo, lo encontraron, dice, en un lugar bastante bochornoso, del que no da detalles. Consecuencia: ahora pulula en redes lo de “Bienadicto I”, con la foto del compañero presidente vestido de Papa.

Petro es un hijo del pueblo, por principio, y un patriarca benefactor y justiciero, de un tiempo acá, y eso tiene desesperada a la oligarquía. Por eso se burlaron de lo que dijo de que los americanos le habían cancelado la visa, por eso dijeron que se había metido bisturí en la papada y por eso, ahora, lo señalan de drogata. No lo es.

Estoy seguro. Puede que le guste darse sus licencias con el whisky y eso que en mis tiempos se conocía como la caspa del diablo, cosa que él mismo dejó ver en un comunicado tuitero un tanto –hay que reconocerlo– confuso, y puede que luego, cuando se da esas licencias, cosa muy normal cuando estás agotado de tanto luchar por los menesterosos, por el pueblo bueno, le dé, alguna vez, por meterse a un antro a estrenar la nueva papada. Pero de ahí a calificarlo de yonqui…

La cosa es que esa plaga calumniadora puede llegar fácilmente a México. De hecho, ya está aquí. ¿Han visto las calumnias contra mi Macedonio? Misma cosa. Ya sé que una vez se fue al intercambio de golpes con unos polis, acicateado –da la impresión, dados los efectos– por el Tonayán con Mirinda de naranja, pero nada más. ¿Quiénes seguirán en esta victimización reaccionaria?

¿El Cuau, al que ya han señalado de que le pega al trago con la melancolía optimista de los socialdemócratas? Pero déjense del trago. ¿Qué onda con la victimización por la vía corporal? Y si, es un decir, mi bodocón le pega a la lipo, ¿violaremos el principio sagrado de no hablar del cuerpo ajeno? ¿No tendría derecho mi Noroña a una cirugía dental profunda, para sonreír con plena blancura desde el estrado? Si descubrimos que el Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo aprovechó esta larga ausencia para ponerse hecho un figurín con retoques de bisturí, ayuno intermitente y CrossFit, ¿nos vamos a poner impertinentes?

Basta ya. Lo único que tranquiliza a aquí su Doctor es que, pronto, la Agencia Digital va a poder bloquear cualquier plataforma en la red. Se les acabó el jueguito, fachos. Hay un nuevo shérif en el pueblo.

(A propósito de la papada del compañero Petro, qué buen trabajo. Pase los datos de su cirujano, presidente).

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09