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Por más que personajes como el presidente del Senado intenten amedrentarnos, para políticos del establishment no será cómodo circular en sociedad
23:52 miércoles 28 mayo, 2025
ColaboradoresDice Ciro Gómez Leyva en su columna, con buenos argumentos y con otras palabras, que Cuauhtémoc Blanco, al no ser desaforado, ganó, en el sentido de que evitó un proceso legal a pecho descubierto, pero también perdió, porque la huella de las acusaciones en su contra, que son ya unas cuantas, y particularmente la de su media hermana, lo condenarán a una suerte de ostracismo. El ejemplo que pone Ciro es el de la final del futbol mexicano, que vio en su casa, o tal vez, lo que es lo mismo, en la de sus cuates, o en la de sus familiares, o en la de alguna de las diputadas que lo acuerparon y le dijeron que no estaba solo, o en la de Monreal, o en la de Pedro Haces, pero no de cara al público. Pues sí. Es poco probable que la SEP, la Conade o la UNAM, por decir, se lo lleven a platicar de los buenos ciudadanos que forma el deporte, como es poco probable que lo veamos en una mañanera, o en algún tipo de inauguración, o incluso –y miren que no se andan con pudores– en una de esas entrevistas a modo de la TV gubernamental. Hasta en un país como México, en el que el abuso de poder del nuevo estamento político es tan cínico, tan a calzón quitado, hay acusaciones que dejan huella, sobre todo cuando decides salirles al paso, igual de cínicamente, con la impunidad del poderoso, y no con la transparencia, a veces obligada y a veces voluntaria, del ciudadano de a pie.
Hablamos, supongo que queda claro, de la sanción social, una de las pocas formas de resistencia, que tal vez ni siquiera llegue a eso, que les quedarán a los ciudadanos en un país en el que una camarilla, o movimiento, o como lo quieran llamar, se adueñó del poder sin que nadie le chiste, y que dará el último golpe a la oposición en unos días, el 1 de junio. En efecto, y por mucho que personajes como el presidente del Senado intenten amedrentarnos con humillaciones públicas como la que sufrió el abogado que lo increpó en la sala VIP del aeropuerto, para los políticos del establishment no va a ser cómodo circular en sociedad, entre el común de los mortales. Lo comprueba reiteradamente el propio Noroña, que vive entre mentadas de madre, como lo comprobó en su día Bartlett, como Marina del Pilar, por mucho que le apaguen las luces a los de la carnita asada, o los Yunes, que tienen que ir a disfrutar de los grandes lujos que permite la política mexa en un hotel de Madrid, y la lista sigue, con el expresidente López Obrador, que promovió lo de la sanción en sus días opositores, abucheado en el beis, a la cabeza.
¿Es un consuelo medio piñatón? Pues sí. Nos recuerda lo indefensos que estamos y lo mucho más indefensos que estaremos a partir de la “elección” de “personas juzgadoras” que ya nos cayó encima. Pero por algún lugar hay que empezar. Al parecer, ese lugar serán los restaurantes y los aeropuertos.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09