Vínculo copiado
Ni Moscú ni Washington han ofrecido una interpretación oficial del episodio
18:10 viernes 15 agosto, 2025
Mundo¿La Unión Soviética? ¿No se había desintegrado? Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia y veterano de la diplomacia del Kremlin, apareció el viernes en la pista de Anchorage con una sudadera blanca donde asomaban las letras “CCCP”, el acrónimo ruso de la Unión Soviética. Bajo un chaleco azul, la prenda —de estilo “vintage”— fue interpretada de inmediato como un guiño a la nostalgia soviética que el propio Vladímir Putin ha cultivado en su discurso durante años.
En la pista, los fotógrafos enfocaron la cremallera del chaleco y el borde visible de las letras, sabiendo que, más allá de las conversaciones privadas, el primer mensaje del día ya había sido emitido. Lavrov no ofreció declaraciones a su llegada, parte de la avanzadilla antes de la inédita cumbre entre Putin y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, centrada en la guerra en Ucrania y otros asuntos bilaterales. Diversos medios internacionales difundieron imágenes del arribo y destacaron el mensaje simbólico de la indumentaria.
El gesto llega cargado de contexto. Putin ha definido el colapso de la URSS como una “gran catástrofe geopolítica del siglo”, síntesis de una visión que presenta a rusos y ucranianos como parte de un mismo espacio histórico. Esa narrativa ha acompañado la invasión rusa a gran escala de 2022 y las justificaciones oficiales sobre la soberanía ucraniana. La elección de una sudadera con la marca “CCCP” por parte del canciller proyecta esa memoria política, justo antes de una reunión que busca encauzar —o al menos pausar— un conflicto que ha dejado decenas de miles de muertos.
Alaska, sede del encuentro, añade otra capa de simbolismo. El territorio formó parte del imperio ruso hasta 1867, cuando Estados Unidos lo compró por 7.2 millones de dólares. Hoy su valor geopolítico es incuestionable: desde Anchorage, el Pentágono proyecta poder hacia el Ártico, el Pacífico y el extremo occidental de Rusia, con bases como la Joint Base Elmendorf–Richardson y Eielson. La ubicación, a la vez histórica y estratégica, convierte la cumbre en un escenario donde la geografía recuerda las décadas de rivalidad y deshielo de la Guerra Fría, y la actualidad impone urgencias distintas.
La aparición de Lavrov con la prenda “CCCP” fue recogida por medios de distinta línea editorial, desde cabeceras europeas a plataformas estadunidenses, y amplificada por cuentas oficiales y periodistas que acompañan a las delegaciones. La cobertura subrayó el carácter provocador del guiño, coincidiendo con otros gestos de “troleo” simbólico atribuidos al entorno del Kremlin en la antesala del diálogo en Anchorage. Aunque la política exterior raramente se resuelve en el vestuario, la señal encaja con una estrategia de comunicación que mezcla referencias soviéticas, ironías culturales y mensajes calculados para su circulación viral.
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Ni Moscú ni Washington habían ofrecido una interpretación oficial del episodio; la delegación rusa se limitó a gestionar la agenda de llegada y la logística previa a la reunión.
Con información de Excélsior