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"Somos nuestras elecciones." Jean-Paul Sartre, filósofo existencialista y escritor francés
00:04 miércoles 7 junio, 2023
ColaboradoresLas personas estamos sujetas a decisiones constantes y permanentes; algunas las tomamos casi de manera automática e inconsciente; otras requieren un proceso más largo; algunas más, por su propia naturaleza, las evitamos y postergamos. En estricto sentido, toda decisión es una decisión económica, porque implica asignar recursos escasos a alternativas diversas. Estos recursos pueden ser el dinero, el tiempo, la atención, la preferencia, incluso las emociones; así como un sinnúmero adicional de aspectos que, para cualquier persona son finitos, por lo que tiene que optar asignar a alguna de las alternativas disponibles.
Adicionalmente, todas las decisiones están sujetas a fenómenos cognitivos y conductuales, qué hacen a que no siempre se expresen en nuestro mejor interés y que, con frecuencia, estén determinadas por condiciones que llevan a resultados, si bien no necesariamente negativos, si por lo menos subóptimos.
Existe un fenómeno conocido como “sobrecarga cognitiva” que, de acuerdo con el estudio “The effect of cognitive load on economic decision-making: a replication attempt”, de Ball et al, se presenta cuando las alternativas de decisión son múltiples o implican un sinnúmero de variables de análisis, lo que dificulta la selección de una alternativa.
De acuerdo con el estudio, estas sobrecargas pueden provocar mayores niveles de impulsividad e impaciencia en las personas, reducen la capacidad de pensamiento estratégico y pueden afectar la aversión al riesgo al momento de la decisión.
Teóricamente, la amplitud de alternativas puede ser más favorable para quien decide, por ejemplo en su faceta de consumidor. Sin embargo, distintos estudios demuestran que muchas alternativas dificultan el proceso de selección y consecuentemente de decisión. Ello alimenta la sobrecarga de información, dado que la persona tiene que analizar múltiples características de múltiples opciones. Dado que frecuentemente las personas carecen de habilidades necesarias para un proceso de decisión adecuado, así como de la información mínima para evaluar, se disminuye la efectividad de la decisión o las decisiones se postergan. Este fenómeno de decisión concurrente se refiere a que frecuentemente las personas tenemos que elegir entre alternativas que vemos como no plenamente satisfactorias o incluso percibimos como desfavorables. Por ejemplo, tratándose de una decisión que implica recursos, puede impedir atender otra decisión. Por ejemplo, en un hogar que tiene recursos limitados y tiene que decidir si arregla la televisión o la lavadora que se descompusieron al mismo tiempo. En este caso, una decisión tendrá como componente negativo postergar la otra.
Existen otros casos en los que las personas perciben dos o más alternativas que, con o sin razón perciben como negativas o no plenamente satisfactorias. Este fenómeno se presenta frecuentemente en procesos electorales y fue ampliamente estudiado durante la contienda electoral entre Trump y Clinton, siendo ambos históricamente los candidatos que en conjunto presentaban el mayor porcentaje de percepciones negativas.
En el último proceso electoral en Brasil varios estudios mostraron que para muchos votantes no optaban por la que consideraban opción más adecuada, sino la que pensaban era menos negativa; se trataba más de un voto de rechazo a una opción que de aceptación a la otra.
Estas situaciones provocan que las personas opten frecuentemente por no decidir, lo que conduce, particularmente en temas políticos, a elevados niveles de abstención. No se trata de un desinterés en la decisión, sino una falta de alineación con cualquiera de las alternativas que se les proponen.
La comprensión de los fenómenos de decisión es fundamental para que, como individuos, mejoraremos el proceso de selección de alternativas; desde la política pública, para que se presente información adecuada y suficiente pero no excesiva y, desde lo político, para que se presenten al electorado genuinos aspecto de convencimiento que no los hagan alejarse de las opciones que se les presentan.
El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares