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El comentario viene a cuento porque las derrotas recientes de las izquierdas autoritarias latinoamericanas, las “bolivarianas”, han traído esperanza
00:01 sábado 25 octubre, 2025
Colaboradores
Nuestra izquierda no sé si es para siempre, pero es, salvo alguna rareza difícil de vislumbrar en este momento, para mucho rato. Vaya, que, si cumpliste los 50, es probable que no veas un cambio de régimen en este país, salvo tal vez en tus últimos años, los de la decadencia.
El comentario viene a cuento porque las derrotas recientes de las izquierdas autoritarias latinoamericanas, las “bolivarianas”, han traído cierta esperanza a los mexicanos de oposición, que son muchos, y que simplemente esperan a una organización partidista que los encabece. El optimismo tiene sus razones. Por supuesto que es alentador el desplome de Evo Morales, corrupto y acusado de abuso de menores, como es alentador que Perú, Ecuador, El Salvador o Argentina se libren de esa epidemia, con todo y los no pocos defectos de sus presidentes. Nada más que no es en esos espejos donde tenemos que mirarnos.
Por supuesto que el sexenio de López Obrador fue una catástrofe para la salud pública, destruida; la educación, aún en manos de trogloditas ideológicos; la seguridad, con ese récord de asesinatos que no puede disimular ninguna “tendencia a la baja”, o la economía, con números malos entonces y, en consecuencia, ahora. Para no hablar de la corrupción, que hace ver los sexenios priistas como un modelo de probidad.
Sin embargo, fue un éxito, desde la propia óptica obradorista, en lo único que importa desde esa óptica: la conservación del poder. Los países que se libraron del cáncer bolivariano lo hicieron porque, a pesar de todo, en general por los pelos, conservaron un mínimo de instituciones democráticas. No es el caso de México.
Con trampas, con un manejo muy hábil y muy descarado de los recursos públicos y, hay que decirlo, con la anuencia de una tremenda cantidad de votantes, que se extienden a los beneficiarios de los programas sociales, sí, pero también a numerosos representantes de las clases medias (incluidos los intelectuales, que volvieron a preferir la izquierda autoritaria a la derecha democrática), el obradorismo ya tiene todo lo que necesita para quedarse durante décadas en el poder, a la manera chavista, nicaragüense y hasta cubana.
Va el recordatorio. Tiene los órganos electorales, tiene mayorías constitucionales en ambas cámaras, tiene la mayor parte de los gobiernos estatales, tiene la Suprema Corte y tiene a los jueces y magistrados, una gran parte al menos. Ah, y a los de las armas: militares, en buena proporción, y, al menos a escala local, también narcos.
Tienen, pues, el poder absoluto, o poco menos. No, no se van a ir nunca, salvo, insisto, alguna catástrofe histórica, y lo saben. O ¿por qué creen que exhiben con tanto descaro sus malas mañas y sus abusos de poder? No se trata de ponerse derrotista, pero esto, paisanos, va para muy, muy largo.
Disfruten su fin de semana.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09