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Las causas incluyen, como en México, el descontento por el aumento de la delincuencia, la corrupción y la percepción de impunidad legal
00:10 jueves 20 noviembre, 2025
Colaboradores
La llamada marcha de la Generación Z puso algo de relieve: que el país está cada vez más polarizado y que tanto el gobierno como la oposición se empantanan cada vez más en su retórica y sus creencias.
El problema es mundial, para gobiernos de izquierda o de derecha y sus metas. El problema es que unos y otros acaban por esconder ineficacias, defender corrupciones y sostener fracasos a toda costa, porque al igual que sus adversarios se aferran a dogmas políticos del siglo XX, rebasados por el final de la Guerra Fría I.
No es un dilema sólo del gobierno mexicano. Se ve a lo largo y ancho del mundo, en los brutales vaivenes de izquierda a derecha y viceversa por votantes que buscan alivio a sus necesidades y preocupaciones.
Hasta ahora, las protestas se han producido en países en desarrollo como Bangladesh, Serbia, Argentina, Kenia, Nepal, Indonesia, Filipinas, Perú, Tanzania y Marruecos.
Las causas incluyen, como en México, el descontento por el aumento de la delincuencia, la corrupción y la percepción de impunidad legal para los poderosos, pero en términos amplios muchos analistas creen que surgen de la incertidumbre económica y la desconfianza en las respuestas políticas.
Pero sobre todo un tema familiar: descontento con un nuevo estilo de vida, más que el surgimiento de un nuevo fenómeno geopolítico disruptivo.
El impacto multiplicador de las redes sociales no puede ser subestimado. Su capacidad para presentar y divulgar expresiones de descontento, injusticias reales o percibidas, se añade a las de fomentar indignaciones y desacuerdos latentes al tiempo de agilizar y fomentar las posibilidades de movilización.
De acuerdo con la empresa de análisis Geopolitical Futures, "los temas centrales de las protestas también han sido similares. La creciente estratificación social y la inestabilidad económica, así como las quejas específicas sobre temas como la corrupción y la violación de las libertades civiles, han catalizado el descontento".
En el caso de México, el gobierno actual haría bien en recordar su propio pasado: el Movimiento "Somos 132", compuesto por estudiantes universitarios, que complicó la vida del gobierno de Enrique Peña Nieto y apoyó a la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador, le dejó herencias políticas y algunos ahora funcionarios.
Hay quienes ya hacen referencia a los movimientos estudiantiles que en 1968 sacudieron a varios países, Francia y México entre ellos. Y de hecho, la apertura política en México no puede entenderse sin citar al 68.
Y entonces, como ahora, las manifestaciones fueron expresión de descontentos sociales más profundos que los expresados en los lemas de rebeldía coreados por marchas multitudinarias.
Y entonces, como ahora, hubo denuncias sobre la posible, y hasta probable, participación de manos extrañas o grupos políticos interesados.
Es la diferencia entre ser borracho y cantinero: antes Morena, el actual gobierno, eran parte de la oposición y las manifestaciones. Hoy son el gobierno.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE